El artista ha sido calificado de genio y de poeta, y también de misógino, pornógrafo y monstruo, pero la obra de Nobuyoshi Araki transciende las clasificaciones morales simplistas. Como él mismo ha dicho de este arte: “No hay conclusión. Es completamente abierto. No va a ninguna parte”. La obra de Araki, uno de los mejores fotógrafos japoneses de nuestro tiempo, está marcada por su dominio inconfundible de la composición, el color y el tono.

El Kinbaku-bi, que significa “la belleza de atar fuerte”, es el arte tradicional japonés del bondage erótico y siempre ha fascinado al fotógrafo, que lo ha convertido en uno de sus temas clave. Araki juega con patrones de subyugación y emancipación, muerte y deseo, y con la transición la serenidad al impacto. Ya sea de forma literal o figurada, las modelos que ata están inmovilizadas, pero de las formas más tentadoras: chicas atadas pero desafiantes, suspendidas del techo, con vestidos tradicionales o desnudas, cara a cara, a veces con una flor colocada sutilmente entre sus piernas.

Araki selecciona sus imágenes favoritas de bondage de todos los tiempos. El resultado muestra su habilidad inigualable para encontrar el equilibrio entre la vulnerabilidad sexual y la seducción.