A principios de la década, Estados Unidos estaba en guerra. El patriotismo era un elemento fundamental de la vida cotidiana, un sentimiento que se reflejaba en la publicidad. Cuando en 1945 la nación salió victoriosa de la oscuridad de la Segunda Guerra Mundial, el boom económico dio lugar a un aumento espectacular de la calidad de vida, los excesos y el consumismo. El fin del conflicto también generó un orgullo y una prosperidad sin precedentes en el pueblo estadounidense, y nada refleja mejor la nueva ola de consumismo y progreso que los anuncios de la época. El poder adquisitivo aumentó radicalmente en la segunda mitad de la década como resultado de la gran oferta de empleos y la subida de los salarios. A raíz de la Ley de Reajuste de Militares, por primera vez los veteranos de guerra que regresaron a su país tuvieron a su disposición viviendas asequibles. La población estaba dispuesta a subirse al carro del «sueño americano».

Con la posguerra llegó una avalancha de productos y servicios para cualquier necesidad y ocasión, disponibles para todos los estratos sociales. Había una gran demanda de casi todo, desde espectáculos hasta viajes, coches, alcohol, tabaco, moda, belleza, comida y bebida, y todo estaba al alcance de la mano. En esta época se abrió la veda de las compras, puesto que los publicistas querían cubrir las necesidades de una población que se estaba recuperando de los años de racionamiento. Esta extraordinaria compilación editada por Jim Heimann se adentra en la época frenética, alegre y brillante de la vida y la publicidad estadounidenses de la década de 1940.