Las pinturas de André Butzer responden a planteamientos opuestos: algunos lienzos muestran un mundo privado de rostros y figuras de dibujos animados, otros se componen de líneas estrictamente abstractas o campos de color ejecutados de manera libre y fácil. Butzer se convirtió en un foco de atención durante el cambio de milenio con unos lienzos luminosos poblados por figuras de una especie de mitología lúdica inspirada en héroes de la alta cultura y del entretenimiento, desde el poeta Hölderlin hasta Walt Disney. Encontró su propio lugar en la pintura gracias a un universo centrado en Nasaheim, un lugar inalcanzable en el espacio exterior, y en la inaccesible N-House, hogar de todos los colores. Luego, al cabo de cinco años, los colores cobraron vida propia y se convirtieron en pinturas abstractas de líneas que recorrían los lienzos con libertad. Su siguiente paso radical fue explorar una paleta más sombría hecha de negro o gris y blanco que sacó el color de su pintura hasta que en los últimos años regresó a la figuración con una nueva actitud modulada por su experiencia con la abstracción.

Este es el primer libro que abarca toda las estapas de la obra de Butzer. Su propia selección de pinturas es muestra de su curiosidad artística. Junto a ellas, citas típicamente poco convencionales del artista arrojan luz sobre su personalísimo enfoque. En el ensayo introductorio sobre las diferentes fases de su trabajo, el editor Hans Werner Holzwarth contempla las figuraciones inventadas y las abstracciones percibidas como objetos en sí mismos más que como imágenes de objetos o ideas. Y, por encima de todo, las impecables ilustraciones de gran formato que se incluyen en el libro ponen plenamente en evidencia la delicadeza pictórica que situa a este artista entre las figuras más destacadas de la pintura contemporánea.

En esta exclusiva edición de arte de una de las cien luces colgantes que elaboró, Butzer pintó la lámpara en un medio globo como un lienzo brillante (o como la luna cercana de al lado, que es lo que vemos desde la Tierra) y proyectó así sus temas de la línea abstracta y del rostro amistoso en un orbe de luz. Las manchas y las líneas abstractas forman una composición lúdica de tonos intensos, mientras que los rostros iluminan la habitación recordándonos las representaciones renacentistas de los planetas con rostros humanos: cuerpos celestes en alegres alturas (Hölderlin). Esta lámpara se incluye en una edición de arte exclusiva de 100 copias (No. 1–100). Cada lámpara es un objeto único, pintado y firmado individualmente por el artista.

También disponible en una segunda edición de arte (No. 1–25), cada una con una cubierta única pintada y firmada por el artista